Juicio y Silencio
A ver, ¿cómo se entiende esto? El juicio definitivo sería como decir “ese alma está perdida para siempre”, o “ya no hay nada que hacer”, y eso... según la doctrina, es un terreno únicamente de Dios. O sea, nosotros no tenemos ni la autoridad ni la información real para juzgar el destino eterno de nadie. Es más, las palabras de Jesús siempre nos avisan: no lean la sentencia final a nadie, porque la mirada divina ve cosas que uno no imagina. La doctrina católica distingue claramente dos momentos. Primero, el Juicio Particular, inmediato después de la muerte, donde Dios juzga el alma a solas en el foro interno y decide su destino eterno: cielo, purgatorio o infierno. Segundo, el Juicio Universal, que no cambiará ese destino, sino que manifestará públicamente la justicia: el bien será glorificado delante de todos y el mal será condenado delante de todos. En ese día, nadie podrá esconder su silencio culpable.
Fuente:
https://youtu.be/wiSM0t6Oy3A?list=TLGGE-a7SZ5y3RIyNzExMjAyNQ
https://youtu.be/Z_SRT7f_tTk?list=TLGGBiKnymWd760yNzExMjAyNQ


