Fe, razón y universidad: Recuerdos y reflexiones
Fuente: Discurso de Su Santidad Benedicto XVI, "Fe, razón y universidad: Recuerdos y reflexiones", pronunciado en la Universidad de Ratisbona el 12 de septiembre de 2006. Disponible en: https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_university-regensburg.html[]()
Principales Argumentos:
La relación entre fe y razón como núcleo de la universidad:
Benedicto XVI reflexiona sobre su experiencia en la universidad, destacando la idea de universitas: un todo unificado donde las disciplinas, incluida la teología, trabajan bajo una racionalidad común. Argumenta que la universidad debe ser un lugar donde la razón se ejerce en su plenitud, incluyendo la indagación sobre la fe. “Pese a todas las especializaciones, formamos un todo y trabajamos en el todo de la única razón con sus varias dimensiones”.
Las facultades teológicas, al interrogarse sobre la razonabilidad de la fe, son esenciales para la misión de la universidad, incluso si no todos comparten la fe.
La deshelenización del cristianismo y sus consecuencias:
El Papa identifica tres etapas de “deshelenización” que han separado la fe cristiana de la razón griega, con la que se fusionó en sus orígenes:
Primera etapa (Reforma del siglo XVI): Los reformadores veían la teología escolástica como una fe dominada por la filosofía, proponiendo el principio de sola Scriptura para liberar la fe de la metafísica. Esto redujo la fe a la Palabra bíblica, pero Kant radicalizó esta idea al afirmar que debía “renunciar a pensar para dejar espacio a la fe”.
Segunda etapa (siglos XIX-XX): Bajo la influencia del liberalismo teológico (Harnack), la fe se redujo a una experiencia ética y subjetiva, despojándola de su dimensión metafísica y científica. Esto relegó las preguntas sobre el origen y el destino humano al ámbito privado.
Tercera etapa (pluralismo cultural actual): Se argumenta que la síntesis entre cristianismo y helenismo fue una inculturación no vinculante, y otras culturas deberían reinterpretar el Nuevo Testamento sin esta influencia. Benedicto considera esta tesis “rudimentaria e imprecisa”, ya que el Nuevo Testamento está intrínsecamente ligado al pensamiento griego.
Estas etapas han limitado la razón, reduciéndola a lo empírico y técnico, y han marginado la teología y la ética, dejando al ser humano sin respuestas a sus preguntas fundamentales.
La razón moderna y sus limitaciones:
Benedicto critica la autolimitación de la razón moderna, que combina platonismo (la estructura racional de la materia) y empirismo (verificación experimental). Esta razón, aunque exitosa tecnológicamente, no puede responder a la pregunta “¿por qué existe algo y no más bien nada?”. “La razón de las ciencias modernas lleva en sí una pregunta que la trasciende”.
Al excluir la filosofía y la teología, la razón moderna relega las cuestiones éticas y religiosas al ámbito subjetivo, lo que debilita la capacidad de construir una comunidad basada en valores compartidos.
El diálogo entre fe y razón en el contexto del Islam:
Usando una cita del emperador bizantino Manuel II Paleólogo, Benedicto introduce el tema del jihad y la relación entre religión y violencia. El emperador argumentaba que la violencia es incompatible con la naturaleza de Dios, que es Logos (razón y palabra). “No actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios”.
Aunque la cita provocó controversia, Benedicto la usa para ilustrar que la fe debe estar unida a la razón. En el cristianismo, Dios es Logos, lo que implica que la fe debe ser razonable y no violenta. En contraste, algunas interpretaciones del Islam, según el emperador, podrían justificar la violencia, lo que plantea un desafío al diálogo interreligioso.
La necesidad de ampliar la razón:
Benedicto propone que la razón debe abrirse a las “grandes experiencias e intuiciones de las tradiciones religiosas”, especialmente la fe cristiana, para responder a las preguntas últimas del ser humano. Rechazar esta apertura es una “reducción inaceptable” de la capacidad humana de conocer.
Cita a Sócrates en el Fedón, quien advierte contra el desprecio por el discurso sobre el ser debido a ideas erróneas. Esto refuerza la idea de que la filosofía y la teología son esenciales para una razón plena.
Conclusión:
Benedicto XVI concluye que la universidad debe ser un lugar donde fe y razón dialoguen para preservar la dignidad del ser humano y responder a sus preguntas fundamentales. La separación entre fe y razón, impulsada por la deshelenización y la autolimitación de la razón moderna, ha reducido la teología a un ámbito subjetivo y ha empobrecido la capacidad de la humanidad para abordar cuestiones éticas y existenciales. Para superar esta crisis, es necesario “ensanchar el concepto de razón” y reintegrar la teología en la universitas scientiarum, permitiendo un diálogo con otras culturas y religiones basado en la búsqueda común de la verdad. Este diálogo, ejemplificado en el debate sobre la violencia y la razón en el cristianismo y el Islam, es esencial para construir una sociedad que respete la dignidad humana y evite el relativismo ético.