La Defensa de la Vida desde el Corazón
La vida, desde su concepción hasta su fin natural, merece ser defendida con argumentos claros y una postura valiente. Tres artículos recientes de Religión en Libertad nos ofrecen una base sólida para este propósito, destacando la necesidad de hablar de la muerte con humanidad y la urgencia de proteger a los más vulnerables.
El artículo "En esta sociedad narcisista, hablar de morirnos está mal visto... pero hay que hacerlo" (23/03/2025) subraya dos ideas clave: primero, que en una cultura obsesionada con el éxito y la imagen, la muerte se percibe como un fracaso, silenciada incluso por los sanitarios; segundo, que los cuidados paliativos son la respuesta humana al sufrimiento, priorizando aliviar el dolor en lugar de eliminar al paciente. Ana Isabel Vera, paliativista, insiste en tratar al enfermo como persona hasta el final, respetando su dimensión emocional y espiritual.
Por su parte, "Las 8 importantes reivindicaciones del movimiento provida en España, en la Jornada por la Vida" (24/03/2025) destaca la Marcha "Sí a la Vida" en Madrid como un grito festivo por la vida. Sus ideas principales son: la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural frente a leyes que promueven aborto y eutanasia, y la creciente participación de jóvenes que, sin complejos, abogan por una sociedad que valore la familia y el matrimonio.
Finalmente, "Cuarentena para especies en extinción" (23/03/2025) aborda la labor de 40 Días por la Vida en defensa del no nacido. Sus puntos centrales son: la lucha incansable contra el aborto mediante oración y testimonio, y la crítica a una cultura que extingue vidas vulnerables, comparándolas con especies en peligro que merecen protección.
Defensa de Vivir
Vivir es un regalo, un acto de resistencia y amor. En un mundo narcisista que esquiva la muerte y desecha lo frágil, estar vivo es un testimonio de valor. La vida no es un problema a resolver, sino un misterio a abrazar, desde el primer latido hasta el último suspiro. Ponerla en el centro significa rechazar la comodidad de la indiferencia y elegir la humanidad de los cuidados, como nos enseñan los paliativistas. Significa alzar la voz, como los jóvenes en Madrid, para que ni el aborto ni la eutanasia apaguen existencias únicas. Cada niño por nacer, cada anciano vulnerable, es un recordatorio de que la vida no se negocia. Defenderla es construir una sociedad que no tema mirar a los ojos al sufrimiento ni al milagro de existir. Porque estar vivo no es solo respirar: es amar, proteger y celebrar lo que somos. Digamos "sí" a la vida, siempre, con todo el corazón.