Las palabras del mismo Cristo (P Justo Lofeudo San Marcos 9: 38-43 45: 47-48)
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos. En aquel tiempo Juan dijo a Jesús, maestro hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y se lo hemos querido impedir porque no viene con nosotros. Jesús respondió, no se lo impidáis porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí.
El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
Si tu mano te induce a pecar, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos a la agenda, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te induce a pecar, córtatelo.
Más te vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies a la agenda. Y si tu ojo te induce a pecar, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser echado con los dos ojos a la agenda, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Palabra del Señor.
Todas las palabras de la misa al pie del post
Bueno, este domingo las lecturas son ricas de enseñanzas. La primera de Números trata del Espíritu Santo y de los celos de uno de los peores, el celo espiritual, que está emparentado con la envidia espiritual.
Recordemos que habíamos escuchado en la primera lectura. Yahvé, Dios, toma algo del espíritu de Moisés y lo reparte entre 72 ancianos que a partir de ese momento serán, para Moisés, la ayuda. Bien, porque hasta ese momento está solo, soportando la carga de un pueblo heterogéneo, difícil de contentar.
Recordemos que con los israelitas habían salido también otros que no eran de Israel, que se queja no solo contra él sino mucho más grave contra el mismo Yahvé. Y Yahvé ordena que 70 ancianos, sí, 70 ancianos, pero cómo, mirá, no lo reparte entre 72 y ahora son 70. Bueno, eso lo vamos a ver un poco más adelante justamente.
Estos 70 son escogidos por Moisés y se reúnen en la tienda del encuentro. Dios le dice tomaré del espíritu que está sobre ti y lo pondré sobre ellos, para que lleven juntamente contigo la carga del pueblo y no la lleves tú solo. Hay que tener presente que diríamos hoy Moisés gozaba de la gracia de estado, era el escogido de Dios para guiar a su pueblo, por eso el Espíritu Santo obraba en él cuando juzgaba y administraba.
Moisés, lo dice la escritura, era un hombre muy humilde, el más humilde de todos dice incluso, por tanto se supone que era muy dócil al Espíritu Santo. ¿Cuántas veces oímos que los cardenales, dicho sea de paso, reunidos en cónclave en la elección del Papa, son guiados por el Espíritu Santo y que el candidato elegido es por el Espíritu Santo? No, no es así y en muchos casos podría ser hasta una blasfemia contra el Espíritu Santo. O también se dice que cualquier Papa es guiado por el Espíritu, como si todo lo que hiciese y dijese viniece de Dios, del Espíritu Santo.
No, tampoco es así. El Espíritu Santo obra en la medida que se lo deje obrar. Ese es el tema, él era dócil porque era humilde, el Espíritu rechaza a los soberbios.
Ahora, ¿cuál era en concreto aquella carga que llevaba Moisés sobre sí? Lo dice el mismo libro del Éxodo, el pueblo viene a mí para consultar a Dios, cuando tienen alguna querella vienen a mí y yo me pronuncio entre ellos, haciéndoles saber los mandatos de Dios y sus leyes. Y en cuanto al Espíritu se posó, dice, sobre los 70 ancianos que estaban en la tienda se pusieron estos a profetizar. Su misión profética consistió en ayudar a Moisés en la administración de justicia y por eso le fue dado el Espíritu que les capacitaba para asistirlo a Moisés.
El hecho que apenas hayan recibido el Espíritu y se pusieron a profetizar nos recuerda los primeros bautismos relatados por San Lucas, el hecho de los apóstoles, de qué modo ostensible se manifestaba el Espíritu Santo en los nuevos cristianos. Bueno, al comienzo ahora viene, yo he dicho que eran 70 después 72, y cuando dije 72 no me equivoqué. ¿Por qué? Porque hubo otros dos que no estaban en la tienda sino que se habían quedado en el campamento, el Dat y Medat, que también se pusieron a profetizar porque también ellos, a pesar de no estar en la tienda, recibieron el Espíritu.
Pues Josué, el ayudante de Moisés, se escandalizó y le dijo a Moisés, prohíbeselo. Eran sentimientos de celo, de envidia. Por eso Moisés le responde, ¿estás celoso por mí? Ojalá que todos del pueblo de Yahvé fuesen profetas y derramara Yahvé su Espíritu sobre ellos.
Magnífico ejemplo este de Moisés. Magnífico ejemplo de libertad de espíritu, que no pretende hacer un monopolio del don de Dios. Pues esta lectura está relacionada con el Evangelio que acabamos de proclamar.
Juan, como antes Josué, había querido impedir a uno que expulsaba demonios en nombre de Jesucristo hacerlo. Actuaba por celos. El Señor, en cambio, le responde que no se lo impidan porque que hace un milagro.
Ciertamente que echar demonios no es ordinariamente posible, porque esos ángeles caídos tienen más poder que el hombre y sólo se expulsan en nombre de Jesucristo. Decía que uno que pueda hacer eso no puede estar en contra de él, ni hablar mal de él. Jesús había dicho también, el que no está conmigo está contra mí, el que no recoge conmigo De donde se deduce que aquel exorcista o liberador de demonios, por estar obrando en su nombre, estaba con Jesucristo y con él recogía bienes para el reino.
En la segunda lectura, la carta de Santiago la apostrofa severamente a los ricos, no por ser ricos, sino por cómo obtienen sus riquezas explotando a los pobres. Santiago lo muestra con todo patetismo cuando dice Mirad el jornal de los obreros que cegaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, un jornal, está gritando y los gritos de los cegadores han llegado a los oídos del Señor del Universo. Habéis vivido con lujo sobre la tierra y os habéis dado la gran vida, por eso les dice, vuestra riqueza está podrida, vuestro oro y vuestra plata están oxidados y su errumbre se convertirá en testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego.
En el juicio de la riqueza vida por la explotación del pobre y más general la riqueza de la codicia que fueron retenidas egoísticamente, perdón, egoístamente se dice, sin dar a quienes necesitan serán esas riquezas testigos para la condena eterna. Y agrega algo que va especialmente dirigido a aquellos de los que hoy hacen fortuna con la sangre inocente, con los pobres niños abortados, y ahora abortados con manidos fines terapéuticos. Les dice, habéis condenado, habéis asesinado al inocente, el cual no os ofrece resistencia.
Y el Señor en este Evangelio les advierte, más le valdría a esos miserables que le encajasen en el cuello una piedra de molino y le echasen al mar. No sólo escandalizan a los pequeños sino que los matan y mienten miserablemente, haciendo pasar como bueno, como aceptable, algo que es condenado por Dios. Inaceptable a las conciencias, no sólo de creyentes sino también de cualquier persona de bien, de buena voluntad.
Bueno, por último Jesús nos muestra la gravedad del pecado y esto debemos enfatizarlo en un tiempo en que nada es pecado, todo es permitido, menos claro la verdad y la virtud. Peor aún, en que los pecados más execrables no sólo son permitidos sino promovidos y hasta exaltados, de modo tal que quien se opone puede ir a la cárcel. Tal es el grado de apostasía de esta sociedad.
Y por otro lado, para olvidar los verdaderos pecados, apóstatas en iglesia se inventan pecados inexistentes. Esto es ir a la cárcel, ya no es ni siquiera por ir frente a un abortorio a rezar, simplemente estar rezando en silencio también van a la cárcel. Bueno, esto es lo que tenemos, esta es la apostasía.
Ahora, ¿hubo alguna otra época peor que esta? Peor que Sodoma y Gomorra, y no lo digo yo, sino que lo dijo la Santísima Virgen hace años en Međugorje, cuando no había censura. El mundo, dijo, está hoy peor que Sodoma y Gomorra. Por eso el Señor dice que es preferible amputarse un miembro que cometer pecados graves.
O sea, si alguien ve, por ejemplo, que es tan común ahora, pornografía que arroja la basura a los medios, el teléfono, el ordenador, la computadora, como hacemos nosotros, que queme las revistas, que se aparte esos instrumentos del demonio, que rompa sus cadenas, que confiese sus pecados. Junto al arrepentimiento pide a la gracia de Dios para limpiar su alma de tanta inmundicia y pedir a la fuerza para no volver a caer. Corte de raíz toda fuente de pecado.
Jesús lo pone muy claro contra la falsa teología que el infierno es eterno. La falsa teología que te dice que no, que puede estar vacío y cosas por el destino. La Gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga, existe.
Gehenna es el nombre del infierno y trae, que ya valga la pena decirlo, y trae su nombre por el Valle de Gehinón, al sur de Jerusalén, donde estaba la estatua de Moloch, que era el lugar de idolatría y abominación. Pues la estatua de Moloch, el demonio que exige sacrificios humanos y especialmente de niños, ese demonio que hoy se ceba de millones de abortos, estuvo hace poco en Roma y luego colocaron también en Roma la puerta al infierno, una escultura de Ronaldo en Roma. La del Retiro, en Madrid, es de Satanás, y me ha dicho que fue colocada en la cota 666 metros, y no me extraña.
Y estas cosas vienen de lejos y de esto no es ajena la masonería. Renacen cultos idolátricos, se le da publicidad y hasta culto en el Vaticano la Pachamama, ¿con qué propósito? Hasta hubo uno que en su desvío no se le ocurrió nada mejor que hacer unos censorios con la Pachamama y exponer en ese adefesio al Santísimo. Hoy hemos hecho un recorrido desde los seres espirituales a los pecados que claman la venganza de Dios.
¿Qué nos queda? ¿Cuál es nuestra parte? Denunciar, está bien, pero sobre todo reparar, hacer sacrificio de expiación, mediante penitencias, ayunos, oraciones, adoraciones, sobre todo durante la noche. Interceder por quienes cometen horrendos pecados y no parar de alabar y dar gracias al Señor por todos sus beneficios. Alabado sea Jesucristo, sea por siempre bendito y alabado.
Lecturas que hace referencia este comentario,
Lectura del Libro de los Números 11, 25-29
En aquellos días, el Señor bajó en la Nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. En cuanto se posó sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar. Pero no volvieron a hacerlo.
Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque eran de los designados, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:
«Eldad y Medad están profetizando en el campamento».
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:
«Señor mío, Moisés, prohíbeselo».
Moisés le respondió:
«¿Es que estás tú celoso por mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor recibiera el espíritu del Señor y profetizara!».
Lectura de la carta del Apóstol Santiago 5, 1-6
Atención, ahora, los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima.
Vuestra riqueza está podrida y vuestros trajes se han apolillado. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y su herrumbre se convertirá en testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego.
¡Habéis acumulado riquezas... en los últimos días!
Mirad el jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor del universo.
Habéis vivido con lujo sobre la tierra y os habéis dado a la gran vida, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, el cual no os ofrece resistencia.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna.”
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».