El rey y la respuesta. El don rechazado..
Uno
Hoy es la Fiesta del Reinado de María
La Primera Guerra Mundial comenzó en agosto de 1914. Al final, más de 16 millones de personas habían perdido la vida. A principios de 1917, después de dos años y medio, la guerra no había progresado más que en el número de muertos. Las líneas de trincheras apenas se habían movido. No había un final a la vista y ninguna de las partes cedería. El Papa Benedicto XV intentó en vano negociar la paz, pero ningún líder europeo quiso escuchar. Parecían estar empeñados en el suicidio de Europa.
Así, el 5 de mayo de 1917, el Papa Benedicto XV pidió a los cristianos del mundo que oraran a María, bajo el título específico de “Reina de la Paz”, para que acudiera en ayuda del mundo en este momento oscuro. Ocho días después, el domingo 13 de mayo, visitó personalmente a tres niños en Fátima Portugal: Lucía (10), Jacinta (7) y Francesco (8).
Dos
La reina de la paz
Cuando María se apareció por primera vez a los tres niños en Fátima, la pequeña Lucía le preguntó a Nuestra Señora: "¿Qué quieres de mí?"
María respondió: “Quiero que vengas aquí el día 13 del próximo mes y sigas rezando el Rosario todos los días en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz para el mundo y el fin de la guerra, porque Sólo ella puede ayudarte”.
Luego Lucía preguntó: “Tengo muchas peticiones de muchas personas. ¿Los concederás?
“Algunas las concederé y otras debo negarlas. Deben enmendar sus vidas y pedir perdón por sus pecados. No ofendáis más al Señor nuestro Dios, porque ya está muy ofendido”.
"¿Eso es todo lo que tienes que preguntar?" Lucía preguntó y Nuestra Señora respondió: "No hay nada más".
La Reina de la Paz nos da el único plan de paz que funcionará. Volved a Dios con la oración, especialmente con el Rosario todos los días. Buscar el perdón de Dios admitiendo nuestros pecados y pidiendo perdón en el Sacramento de la Confesión, y luego enmendar o cambiar nuestras vidas.
El pecado es la causa fundamental de todos los problemas, de todas las divisiones, de todas las guerras. Entonces, si queremos paz en cualquier nivel, si queremos evitar la guerra, debemos convertirnos y dejar de pecar. No hay otro camino hacia la paz personal o mundial.
Tres
Medjugorje
Desde el 24 de junio de 1981, se informa que Nuestra Señora se apareció a seis videntes en Medjugorje, Bosnia-Herzegovina. Cuando se le preguntó quién era, dijo: “Soy la Reina de la Paz” y dijo: “Lo que comencé en Fátima, lo completaré en Medjugorje. Mi corazón triunfará”.
Todo el mundo quiere cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo. Nuestra Señora viene a conducir al mundo a la paz, pero la paz mundial debe necesariamente comenzar en las almas de los individuos, en ustedes y en mí. Entonces, la Reina de la Paz viene a dar testimonio de que Dios es real y que Su Hijo Jesús es el único Salvador del Mundo. Esa paz viene sólo a través de la unión con Él. Entonces ella nos llama a regresar a Jesús mediante la oración (especialmente el Rosario diario), la confesión al menos una vez al mes, el encuentro con Jesús todos los días en la Biblia, el ayuno para eliminar nuestros apegos desordenados que nos alejan de Jesús, y lo más importante. , haciendo de la Santa Misa el centro de nuestra vida.
Esa es el arma contra nuestro Goliat de la guerra, estas son nuestras cinco piedritas que traen la paz.
cuatro
Grupos del Rosario
El 25 de mayo de 2024, Nuestra Señora dijo: “¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, os invito a la oración con el corazón. Hijitos, cread grupos de oración donde os animaréis unos a otros al bien y creceréis en la alegría. Hijitos, todavía estáis lejos. Por eso, seguid convirtiéndoos de nuevo y eligiendo el camino de la santidad y de la esperanza para que Dios os dé paz en abundancia. Gracias por haber respondido a mi llamado”.
Ella dijo: "Creen grupos de oración donde se animen unos a otros al bien y crezcan en alegría".
Le pregunté a Mirjana, una de las seis videntes de Medjugorje, sobre esta petición específica de Nuestra Señora y Mirjana confirmó que ha sido una parte esencial y constante del plan de Nuestra Señora para la paz.
¿Por qué es esto? Dos razones se capturan en esta única frase: una sola brasa que se deja sola pronto se enfriará, pero cuando se une a otras, encenderá un fuego abrasador.
El duro ADN individualista de la cultura estadounidense es mortal. No cedas al orgullo espiritual. Todos necesitamos un pequeño grupo de familiares y amigos con quienes compartamos la vida y la fe con regularidad si queremos sobrevivir y crecer en la fe. En segundo lugar, queremos ayudar a nuestros familiares y amigos a ir al cielo, así como nosotros los necesitamos, ellos también nos necesitan a nosotros. Nos necesitamos unos a otros. En pocas palabras, en realidad es muy egoísta vivir tu fe como un lobo solitario y eso no es nada cristiano.
Cinco
La paz viene de la conversión
Desde Fátima hasta hoy, Nuestra Señora ha venido con un mensaje sencillo: el mundo se ha olvidado de Dios y se ha alejado de él hacia la autodestrucción. Ella viene, llamándonos a regresar a Dios mediante la oración, la confesión, el ayuno y haciendo de Jesús en la Santa Misa el centro de nuestras vidas. Éste es el único camino hacia la paz.
Se informa que cada uno de los videntes de Medjugorje, al igual que los de Fátima, recibió una serie de secretos. Un informe enviado al Papa Juan Pablo II el 2 de diciembre de 1983 decía: “Habrá tres advertencias para el mundo. Las advertencias se producirán en forma de acontecimientos en la Tierra”.
Después de las advertencias, el signo visible aparecerá en el lugar de las apariciones en Medjugorje para que todo el mundo lo vea como testimonio de las apariciones y para llamar a la gente a volver a la fe. El noveno y el décimo secretos son serios. Se refieren al castigo por los pecados del mundo. El castigo es inevitable, porque no podemos esperar que todo el mundo se convierta. El castigo puede disminuirse con la oración y la penitencia, pero no puede eliminarse. Uno de los males que amenazaba al mundo, el contenido en el séptimo secreto, ha sido evitado gracias a la oración y el ayuno. Por eso la Santísima Virgen sigue animando a la oración y al ayuno: “Habéis olvidado que mediante la oración y el ayuno se puede evitar la guerra y suspender las leyes de la naturaleza”.
La invitación a la oración y a la penitencia tiene como objetivo evitar el mal y la guerra, pero sobre todo salvar almas.
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Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 23-28
Esto dice el Señor:
«Manifestaré la santidad de mi gran nombre, profanado entre los gentiles, porque vosotros lo habéis profanado en medio de ellos.
Reconocerán las naciones que yo soy el Señor —oráculo del Señor Dios—, cuando por medio de vosotros les haga ver mi santidad.
Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios».
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:
“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”.
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”. El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
