María respondió en fe: "Hágase en mi según tu Palabra". (dos reflexiones)

 PRIMERA REFLEXIÓN

Tomado de Centro Berit, charla de D. Francisco Martínez, en el retiro de Adviento celebrado en dicho Centro.  

“Aquí estoy. Hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1,38)

El “hágase” de María hizo la encarnación en ella y en ti. «El “hágase” de María es tu voz, tu palabra, tu deseo, tu fe, lo que deberías tener siempre explícitamente», indicó. «Tu vida solo tiene sentido en el asombro.” “La fe no es la fe. La fe es la alegría. La fe es la concordancia con la obra de Dios.” “Por eso, Jesús, él mismo, es el adviento para María y él mismo, es el adviento de Dios para ti.” “Esta realidad merece ser meditada, sopesarla y creerla… basta con enunciarla, diciendo repetidamente, creo, creo creo.” 

La fe no es la fe. La fe es la alegría. La fe es la concordancia con la obra de Dios.” “Por eso, Jesús, él mismo, es el adviento para María y él mismo, es el adviento de Dios para ti.

“María dijo la expresión más bonita que se ha oído en los siglos: “Aquí estoy hágase en mí según tu palabra”. “Decir aquí estoy es el piropo más grandioso que se ha pronunciado en la historia. Decir aquí estoy es la expresión más bonita, más realista para Dios y para los hombres.” “Decir en verdad “aquí estoy” es la verdad más espléndida, más impresionante que podemos tener.” “Somos en la medida en que decimos “aquí estoy”. “La palabra “aquí estoy” es la palabra genesiaca de la creación: “y vio Dios que las cosas eran buenas”. “Decir “aquí estoy” lleva una carga psicológica y espiritual verdaderamente grandiosa”. “No debería decir meditaciones, debería decir, de pies a cabeza, y muchas veces, totalizándome en la verdad, “aquí estoy, hágase en mí según tu Palabra”. “Esta es la fe, esta es la esperanza, esta es la caridad, esto es el todo de nuestra actitud ante Dios. “Porque, al decir “aquí estoy”, se recompone la fragmentación de mi alma, soy un fragmento de mí y yo soy algo que no es porque debería ser del todo y si soy del todo según la voluntad de dios, seré como María en plenitud”.

“Somos en la medida en que decimos “aquí estoy”

“Lo mejor de mí depende de que interiorice el “aquí estoy”. El deseo de Dios, la voluntad de Dios, es mucho mejor que la mía. Dependo de la voluntad de Dios más que de mí mismo. Decir “aquí estoy”, decirlo sinceramente, decirlo desde las fuentes del alma -“hágase en mí según tu Palabra”- tiene como resultado la encarnación de Dios. La encarnación de Dios acontece en la medida en que yo doy facilidades a Dios, en la medida en que me hago presente. 

“Debo entender la filosofía que conlleva decir las palabras de Maria “aquí estoy, hágase en mí según tu Palabra”. Son las palabras más veraces de toda la creación de Dios. Nunca se ha dicho algo que sea alegría de Dios, cielo de Dios, porque cuando María dice “hágase”, la gloria de Dios se extiende del cielo a la tierra. Quien dice “aquí estoy”, pronuncia la palabra más auténtica que ha podido decir en toda su vida”.

SEGUNDA RELFEXIÓN

Charla del Padre Fortea, donde reflexiona sobre la fe. Las raices de la fe en el AT y en el NT.

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Rosa Mística