Vivir en Eternidad
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LLAMADOS PARA QUE EN EL DESERTO DE LA HISTORIA EL ARCA DE LA IGLESIA SEA EL SIGNO DE CONTRADDICCION QUE DESPIERTE EL MUNDO A LA CONVERSION
También hoy nos hemos levantado, lavado, vestidos, hemos desayunado y subidos en el coche o en la metropolitana directos hacia las cosas de cada día; quizás algunas novedades, un examen a la universidad, una cita importante, en todo caso un día como los otros, hasta al instante en que apagaremos la luz para dormirnos. ¿Pero si sobre este día se tumbara, repentina, la manta de la "noche" y tuviéramos que morir? ¿Sería todo perdido, terminado? ¿Moriríamos a medias con la vida cortada, hambrientos como si nos hubieran echado de un banquete dónde hemos podido sólo "comer" alguna entrada y "beber" solo un par de tapas? ¿Nos sentiríamos frustrados después de haber trabajado en vano para "comprar" cariños y afectos, decepcionados para no haber hecho a tiempo a "construirnos" un papel en la sociedad, asombrados con las semillas de un amor apenas "plantado" y todavía no florido, sorprendidos a tratar de "vender" de nuevo y en otro modo nuestra imagen? ¿Zarparíamos con la cólera de quien se siente víctima de una colosal injusticia? Pero es exactamente lo que experimentaremos justo hoy. Cada día, llegan puntuales muchas palabras imprevistas que nos humillan, otros están listos a tomar decisiones inesperadas que turban nuestros planes, las incomprensiones y los juicios arañan las relaciones a que más tenemos; y, incluso rebelándonos y luchando, colamos a pique, porque no nos damos cuenta que también hoy, como será aquel de la muerte para cada hombre y él último para el mundo, es el "día en que el Hijo del hombre se revelará."
Dios, en efecto, envia cada día "Noé" a preparar delante de todos una arca sobre la tierra firme cuando resplandece el sol, mientras Lot, junto a nosotros, está en fuga de todo lo que nos secuestra corazón y mente. Son imagenes de la Iglesia, enviada en el mundo como una señal de contradicción. Sus hijos han sido elegidos como Noé para quedar cada instante en el "arca" de la vida nueva, en espera del Dios; cómo Lot, huyen de la hipocresía del mundo viviendo en la verdad y en la libertad cada relación. No temen la muerte, porque tienen dentro la vida que no muere. Nada los sorprende, porque nada es repentino para quien tiene la certeza que tampoco el más gran sufrimiento, la quiebra más atroz, podrá separarle del amor de Dios "revelado" en Cristo Jesús. Hermanos, no tenemos que hacer nada especial, sólo Dios nos pide de obedecer como el Pueblo de Israel en la "noche" de Pascua: abandonar de prisa "nuestras cosas", los lastres afectivos y los ídolos que no nos han saciado, sin "volverse atrás" como a la mujer de Lot, con el corazón todavía a Sodoma, porque quedaríamos de nuevo entrampados. Y dejarnos humildemente liberar de la sangre de Cristo, untando con su perdón las jambas de nuestra vida, porque en la "noche" que llega, el pecado y la muerte no nos dejen presos de los "buitres." También hoy "dos" hombres y "dos" mujeres harán las mismas cosas, las de cada día; uno "perdiendo la vida" y el otro "tratando" de salvarla, uno, según el sentido de los términos griegos originales, "ofreciendo la vida" y lo otro quedándose "pegado". Mejor perder para ganar, o no? Mejor perder la vida que se pudre para acoger la que non se corrompe, verdad? Entonces acoge a Cristo, y dejate llevar por su amor para entregar a ti mismo hasta el ultimo istante de tu vida.
P.Antonello Lapicca
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