Jueves Santo

Te invito a escuchar el comentario del P. Antonello Lapicca.

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OTRO COMENTARIO
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CRISTO ARRODILLADO DELANTE DE NUESTRAS HISTORIAS PARA QUERERNOS EN ELLAS HASTA EL EXTREMO

Jesús sabe que también hoy es "su hora" en la cual hacernos pasar con Él desde este mundo al Padre" que hemos renegado. Jesús sabe que para hacerse acoger de nosotros como nuestro único Señor y Maestro tiene que bajar hasta al fin de nuestro corazón, hasta dónde está escondida la mentira con la que el falso maestro nos ha seducido para hacerse señor de nuestra vida. Jesús sabe que para liberarnos de la soberbia que nos impide amar, tiene que entregar su carne a la nuestra y verter su sangre en el nuestro. Sólo así podrá transformar nuestra vida uniéndola indisolublemente a la suya en el paso desde la esclavitud del pecado a la libertad del amor.

Pero "para tener parte con Él" en la resurrección es necesario entregar nuestra carne incapaz de servir a los gestos humildes de Cristo. Fijarse en Él con una mirada de compunción mientras renuncia a su dignidad desvistiéndo sus vestidos de resplandor para quedar desnudo como nosotros, después de haber comido el fruto prohibido. Contemplarlo mientras se ciñe con la Verdad para hacer justicia de la mentira. Humillar nuestros esquemas mientras se arrodilla delante de nuestros pies, testigos sucios, heridos y cansados de nuestra vida huida lejos de la voluntad de Dios. Para ofrecer, con el corazón contrito, nuestros pecados a las aguas regeneradoras de su misericordia. Porque Él está arrodillado hoy delante de nosotros, para lavar nuestros pies para que nos hagan entrar en la Pascua.

Te está sometido de rodillas como a un siervo, más pequeño que tú para que frente a este amor se disuelva tu orgullo y, así tú puedas recibir con él amén del mendigo nuestro Señor y Maestro que desea ardientemente comer con nosotros su Pascua. Qué nos une a Él para que podemos hacer como Él y seguir su ejemplo, que significa anunciar su muerte que da la muerte a nuestro hombre viejo en cada pensamiento, palabra y gesto; en la espera que Él venga en cada instante a hacer de ellos el testimonio del hombre nuevo recreado en Cristo. La Eucarística, en efecto, es su Misterio Pascual que, celebrado en la asamblea cristiana, se cumple en la vida cotidiana de cada cristiano. Ánimo, con la Iglesia, que espera la vuelta del Señor, también nosotros podremos arrodillarnos delante del hermano en la espera que Cristo venga a transformar aquel gesto en reconciliación y salvación para los dos.

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Rosa Mística